Militar en un partido político es algo más que pagar una cuota o aplaudir como un fan en cada mitin. Las organizaciones se vuelven comunidades emocionales en las que más allá de la ideología hay abrazos, ayudas y solidaridades.

Maroto y su pandilla

Maroto y su pandilla

Colaborar en una estructura política tiene la utilizad de la pertenencia, de identificar enemigos externos que sirven como pegamento interno, de crear identidad y saberse con la protección y el amparo de los compañeros de batallas.

No sé si el viernes cuando Javier Maroto se casaba con su novio en una bacanal pepero-eurovisiva pensó en aquellos que le precedían en la conga.

Los mismos que se desgañitaban cantando Mocedades eran los que le habían negado sus abrazos, su amparo y su comprensión hasta minutos antes de la boda. Los mismos que habían humillado a bujarras, maricones y desviados de manera sistemática. Los que habían lanzado al aquellarre mediático-religioso a todo porculero y bollera por sentir diferente y no hacerlo en secreto.

Aquellos que un día renunciaron a asisitir como comunidad emocional a los novios brindaban al calor de su cinismo con la ayuda y la complicidad de los contrayentes. Al fin y al cabo, como han recalcado todos los medios, Javi y Chema «eran novios de TODA la vida».