La política pisa terreno cuando irrumpe en los bares, satura la cola del carnicero y monopoliza las cenas familiares. La verdadera disputa electoral reside ahí, en los discursos simples pero eficaces, en los ganchos populistas pero a la vez cargados de lógica.

Rajoypaella71215JPG-300x160En los últimos cuatro años la noción de política se ha ampliado tanto que todo aquel que quiera ser elegido debe batirse en duelo en ámbitos no-formales, fuera de argumentarios manidos y tecnicismo que desde la academia y la consultoría enlatan las elecciones.

Por mucho que haya mil teorías en torno a las corbatas más adecuadas con las que embelesar al electorado el candidato queda desnudo en la cola de la frutería. Entre kilos de naranjas y calabacines para el puré está la verdadera realidad de quien es cercano y quien aparenta serlo.

Sólo ahí mueren los asesores, los amigos asalariados, los círculos de estrecha confianza, las estrategias y sus teorías. Pisar terreno no es visitar mercadillos o repartir paella. La cercanía es saberse, desde la experiencia y a pié de calle, que verdura de temporada es la adecuada para el puré del 20-D.